lunes, 5 de mayo de 2008

LA ESCUCHA EN EL AULA

Por Cecilia Castañeda Vásquez

(Estudiante de la Licenciatura en Educación Básica
con énfasis en Humanidades,
Lengua Castellana, Facultad de Educación,
Universidad de Antioquia)

Una definición de escucha la podemos encontrar en los Lineamientos Curriculares de Lengua Castellana (1998):

“Escuchar tiene que ver con elementos pragmáticos como el reconocimiento de la intención del hablante, el reconocimiento del contexto social, cultural, ideológico desde el cual se habla; además está asociado a complejos procesos cognitivos, ya que en el acto de leer, en el que se cuenta con el impreso como soporte de la significación, escuchar implica ir tejiendo el significado de manera
inmediata, con pocas posibilidades de volver atrás en el proceso interpretativo de los significados” (MEN, 1998: 50).


En la comunicación, el que escucha adquiere gran valor porque mientras calla, en su mente se procesan interpretaciones de lo que oye; en dicho proceso de escucha intervienen diferentes factores para que la comunicación sea recíproca, tales como: el tono de voz, el volumen, la velocidad, el ritmo, la intensidad, la agudeza, las vibraciones y sensaciones recibidas y transmitidas por el cerebro.

Es importante conocer que el oído humano posee la capacidad de escuchar 480 palabras por minuto, mientras que nuestra capacidad de expresarnos es de 120 palabras por minuto, lo que implica un mayor ejercicio de pensamiento, análisis y valoración de la información que se recibe al ser escuchada.

En la escucha se propicia la comprensión del lenguaje verbal, se va más allá del código restringido, se pueden hacer relaciones intertextuales con lo que se lee, se oye y se dice, se posibilita replantear los conocimientos que se poseen frente a lo que se escucha. Desde este punto de vista la enseñanza del lenguaje debe ser de forma abierta, donde el aula propicie el intercambio de experiencias y pensamientos por medio de la habilidad de la escucha con relación a todo lo que nos rodea.

Por otro lado, muchos escritores se han ocupado del tema de la comprensión de lectura, partiendo de las diferentes estrategias que puede utilizar un lector para profundizar en el sentido del texto, autores como Daniel Cassany, Alejandro Rossi, Adriana María Upegui, Isabel Solé (1992), Cooper (1990), entre muchos otros, señalan habilidades y procesos que deberían enseñarse para trabajar la comprensión lectora en el aula:

- Habilidades y procesos relacionados con ciertas claves para entender el texto.
- Habilidades de vocabulario.
- Identificación de la información relevante en el texto.
- Reconocimiento de superestructuras textuales.
- Procesos y habilidades para relacionar el texto con las experiencias previas

Además, inferencias con base en:

- Conocimientos aportados por el lector (conocimientos sobre el texto y conocimientos sobre el mundo)
- Conocimientos sobre el escrito.

Pero muy poco se ha dicho acerca de la comprensión e interpretación de los textos a partir de la escucha. La escucha es una de las habilidades del lenguaje
que proporciona un conocimiento sobre el mundo y otorga significado a todo lo que subyace en éste, además permite un desarrollo de las diferentes competencias comunicativas, así, en el caso de la habilidad comunicativa de la escucha, podemos decir que permite a los sujetos una apropiación de su lengua porque posibilita el reconocimiento de diferentes códigos lingüísticos, la construcción colectiva de saberes y además permite el desarrollo de diversas competencias, tales como: la competencia pragmática, pues al escuchar y reconocer las reglas y el uso del lenguaje, se puede comprender mejor el contexto de los hablantes, las intenciones comunicativas de sus enunciados, cuáles son los componentes ideológicos de los hablantes y lo que hay detrás de lo que dicen. Ésta es una de las competencias comunicativas que más importancia cobra en el desarrollo de la escucha; la competencia semántica, con la escucha se desarrolla esta competencia, ya que permite comprender y dotar las palabras y su contexto de un significado profundo, cuando no sólo se lee un texto sino que además se escucha podemos comprender y significar todo lo que hay en él; la competencia literaria como la capacidad de evidenciar los saberes de los procesos de lectura, la habilidad de la escucha, permite ahondar en los textos literarios dando pie a la imaginación, recreación y asociación de las narraciones con nuestro contexto y otros textos, permitiendo de esta forma una intertextualidad entre los saberes previos y otros.

A pesar de todo lo anterior, la habilidad de la escucha es una de las que menos se desarrolla en el aula de clase, de ahí que todavía queda mucho por hacerse al respecto.